Cuentos Amazónicos.
EL MALIGNO DE LA SELVA.
Era una tarde del mes de Junio, los fríos de San Juan eran intensos y además llovía. Shesha había salido en esta tarde a pescar río abajo sólo en su canoa, desafiando al frío y a la lluvia. Atracó en un pozo remanso techándose bajo las copas de unos shimbilllos que caían sobre el río, a la vez que echó el anzuelo por si algún pez picaba, pero no prendía ninguno. Saca el anzuelo, cambia de empate (cebo) y lo bota de nuevo al agua, pero nada picaba. Shesha se enfadaba consigo mismo y con los pescados, decía maldiciones y hasta golpeaba el agua con el remo de cólera. Su desesperación era motivo de risa para el maligno de la selva, quien lanzaba fuertes aires y hacía cimbrearse (doblarse) al shimbillo sobre la cabeza de Shesha. Pero Shesha no temía, pues él era brujo en su Comunidad y no se desanimó, recogió el anzuelo y se puso a dormir, porque estaba cansado. Al poco tiempo oye el zambullir de los peces cerca de la canoa, se despertó y se levantó para ver, no había nada, ni siquiera burbujeos, pero de pronto vio en la canoa a un hombre vestido con una chusma negra y fea (traje), era el Maligno. Shesha no le temió y le saludó como a un hermano. El maligno le dijo: Yo he hecho escapar a los pescados y saltó de la canoa diciéndole: Mañana vas a venir de nuevo a este lugar. Shesha le contestó: Bueno, vendré. El maligno se fue al monte y Shesha regresó a Saposoa.
Al día siguiente volvió al mismo lugar, estaban allí dos malignos, se saludan unos a otros. Shesha echa el anzuelo, los malignos comen papayas y después tomaron su ayahuasca. Shesha no pescaba nada aún y se desespera por la presencia de aquellos malignos que le están impidiendo la pesca, pero, éstos siguen tomando su ayahuasca y soplan hacia el río con un aliento fuerte y frío.
Al atardecer Shesha se retiró sin haber pescado nada y sin haber comido. Los malignos lo invitaron a entrevistarse con ellos al día siguiente, Shesha les aceptó, porqué si rechazaba la invitación les demostraría que tiene miedo. Shesha llega cansado a su casa, no le habla a su mujer, ni le quiere hacer la llegada (sexo), tampoco habla a su hijito y sin más, se duerme hasta el día siguiente. Amanece y Shesha regresa al mismo sitio y vio a cuatro malignos, atracó la canoa, se saludan y empieza la pesca Shesha. Los malignos comen papayas y toman ayahuasca, luego soplan los malignos con un aliento suave y caliente, entonces Shesha jala el primer pescado, era un paco grande y mantecoso, se ríe de alegría por esto, echa el anzuelo otra vez, cae otro pescado hermoso, sigue echando el anzuelo otra vez, cae otro pescado y así sigue pescando hasta llenar la canoa de pescados y dice : Ahora sí estoy con suerte, con esto mi señora y mi hijo se alegrará y decide regresar a su casa. Antes de irse, como despedida, los malignos le entregan un poco de piri piri y otro de ayahuasca y lo bebe. Shesha, estaba ya convertido en un gran Brujo, pescará y cazará en adelante como nadie cazó ni pescó, luego regresó feliz a su casa en Saposoa donde le esperaba feliz su esposa e hijito.
Carlos Velásquez Sánchez.
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